Ayudan a limpiar de forma constante los contaminantes que cotidianamente ensucian el cuerpo interno del automóvil. Existen filtros de aire, combustible, aceite y del habitáculo.
          ¿Para qué sirven y cuándo cambiarlos?
Son de vital importancia, hay que cambiarlos bajo una serie de patrones y periodicidad que aseguren su funcionamiento básico y sigan realizando su función como es debido. Además su precio es relativamente bajo y las consecuencias de no cambiarlos pueden ser notables.
Filtro de aire.- Es capaz de canalizar hasta 540.000 litros de aire por hora, generalmente, se recomienda cambiarlo cada dos revisiones. Pero lo más aconsejable, es que cada vez que se haga una revisión, comprobar el estado del filtro y ver que todas las fibras están en perfecto estado, y no están cubiertas por ningún tipo de suciedad que las dejen como si fuesen lijas.
Filtro de combustible.- Su trabajo es retener las impurezas derivadas de los combustibles, para que no interfieran en el flujo del combustible. Se recomienda su cambio cada 60.000 kilómetros, por el contrario, en el caso del diésel, sería aconsejable sustituirlo cada 30.000 kilómetros por los daños prematuros que pueda generar la humedad.
Filtro de aceite.- recoge las impurezas que circulan por las entrañas del motor. Lo mejor es cambiarlo cada vez que se sustituye el aceite del motor, ya que es un componente muy barato y nos puede ahorrar más de un disgusto.
Filtro del habitáculo.- se encarga de evitar la entrada de suciedad en el interior y salvaguardar la salud de los ocupantes con la retención de cualquier materia contaminante, como pueden ser las partículas que desprenden los diésel. Es recomendable cambiarlo una vez al año, o al menos cada 10.000 km, si los pasajeros habituales son niños o ancianos.
En ROMAN Multicentro trabajamos con las siguientes marcas:
				